28 de mayo de 2008

TRIBUTO A UN GRANDE QUE ALGUNA VEZ HABITO PUERTO NATALES


El Siniestro Dr. Mortis.

Un maravilloso Hedor a Muerte y Corrupción.

Carlos Reyes G.

"Si el seno de la tierra no podía retener al rey del mal, si las armas de plata no podían acabar con su horrenda existencia, si el siniestro Doctor Mortis era indestructible, ¿Cómo, pues, podía librarse el mundo de tan nefasta presencia?
"Réquiem para el Doctor Mortis"(1)

UNA INFANCIA TERRORÍFICA.



En la tierra fértil e impresionable de mi edad infantil, ya es de noche.

Estoy acurrucado en mi cama de la modesta casa de madera que habito con mi familia. Las luces están apagadas y antes de dormir, se inicia uno de los ritos más sagrados para mí y mis hermanos. Llega la hora de la cita nocturna con las aterradoras historias del radioteatro del Siniestro Dr. Mortis, creado por Juan Marino. Escuchamos el radioteatro emitido diariamente por Radio Portales a través de una fiel y pequeña radio a pilas. Los episodios son narrados por la inolvidable e inconfundible voz del propio Marino encarnando a Mortis. Estoy escuchando la habitual introducción musical del programa que resulta ser "Una noche en el Monte Calvo" de Mussorgsky y luego la esperada y siniestra carcajada inicial del anfitrión de la noche. Me revuelvo inquieto entre las sábanas y me preparo para el horror.

Si hay algo a lo que poder culpar de mi tremendo afecto por el cómic y los géneros del terror y la ciencia ficción, se debe buscar en este periodo de mi vida. Este radioteatro y muchos otros como el de "La Tercera Oreja" o "Lo Que Cuenta El Viento", marcaron profundamente su huella en mí y en muchos otros niños y adolescentes chilenos. Eran relatos, a veces, ciertamente ingenuos, pero muy osados y aterradores en otras ocasiones. Con estos relatos aprendí mis primeras palabras difíciles, como: Nictálope, gragea, hedor. Muchas de las historias contadas eran originales, pero también había mixturas y adaptaciones no declaradas de cuentos, films y novelas. Pero, fuese cual fuese su origen y calidad, todas ellas forman parte de mi recuento de historias más queridas de todos los tiempos.

El otro secreto que me llevó inevitablemente a las redes del cómic (y a este artículo, por cierto) es mi padre. Carlos, que así se llama él, trabajaba por aquellos años en la prestigiosa editorial ZigZag, la que luego se convertiría en Quimantú, la misma que adoptaría después del golpe militar el nombre de Gabriela Mistral. ZigZag y Quimantú fueron creadoras y editoras de una gran variedad de historietas locales y extranjeras. Una de ellas era el cómic del Siniestro Dr. Mortis, que siempre contó con los guiones de su creador original: Juan Marino Cabello y las aterradoras portadas y dibujos interiores de un gran número de dibujantes que invitaban al horror.

Recuerdo que, por las mañanas, al despertarme podía ver a los pies de mi cama el regalo de mi padre: en maravilloso abanico, podía ver todas las revistas que hoy muchos de ustedes buscan desesperados en las ferias persas y las librerías de viejos (Cabro Chico, Far West, Dimensión Cero, Guerra, U2, Jungla, Mizomba, Cinco por Infinito, Garra de Acero, El Manque, etc.). El pequeño e ingenuo personajillo, silencioso y de ojos grandes y vivaces que era yo, por ese entonces, devoraba ingentes cantidades de aventuras desbocadas, lo que explica claramente muchas de mis torcidas inclinaciones y desviaciones adultas, con las que hoy flagelo a cuantos me rodean.

Pero de todos esos cómics, mi favorito siempre ha sido el del Siniestro Dr. Mortis.

SIMPATÍA POR MORTIS



Tiss Morgan, Tmiros, Misrot, M. Ortiz, Stroim, Morgenthys, T.S. Mori, Ry Thomas, Sitmor, Ross-Mithor, Trosmi, Mohr Silentis, M.S. Riot, Ismael Orth, M. Risot, Orim Ots, Sirmot, Moresti, Morgue Trois, son algunos de los anagramas con que el diabólico Mortis (pariente cercano del Monje Loco y del tío Creepy) ocultaba su verdadera identidad. En el primer episodio de la serie, Mortis es sólo una sombra, una masa protoplasmática. En futuros episodios evoluciona hasta convertirse en un hombre enjuto, de sienes encanecidas y de prominentes mechones de cabello, que bien podrían ser vistos como dos cachos, el cuadro se completa con un bigote fino, mirada profunda y barbilla puntiaguda. Toda una aristocrática encarnación del mal en estado puro. Mortis mutaba capítulo a capítulo. Hoy podía ser un vampiro humano, mañana un malhechor buscado por todas las policías del mundo, un malvado científico, o la encarnación del mismísimo demonio. Pero Mortis no era (es) sólo un ser malvado, sino la encarnación pura de un mal sin nombre ni límites. No vacila en asesinar de las maneras más horribles cuando se trata de llevar a efecto sus planes de dominación y destrucción. A veces sus obras son productos megalómanos y desquiciados y otras, maldiciones acotadas a un espacio ínfimo, modestos aportes a su museo del horror.

La aventura de un número podía acontecer en la Europa de la primera guerra y la siguiente estar ambientada en el futuro. A veces se producían anacronías tales como que Mortis vivía en periodos de tiempo imposibles de congeniar entre sí o simplemente imprecisables. Su biografía era digna de análisis, pues se superponía a sí misma centenares de veces en una misma época, parecía como si, simultáneamente, tuviese suficiente tiempo como para vivir decenas de vidas y elaborar centenares de planes para acabar con la humanidad. Su condición nunca suficientemente probada de ser Satanás, bien podía justificar tal ubicuidad.

En muchas ocasiones Mortis protagonizaba la historia, en otras era sólo un personaje aludido, pero omnipresente, que aún continuaba ejerciendo una nefasta influencia en sus víctimas. En algunas historias, se aludía a objetos o lugares que alguna vez le pertenecieron, tales como cuadros, testamentos, máscaras, féretros, capas, jardines, espejos, casas, castillos, etc. El mero contacto o descubrimiento de dichos objetos o lugares se convertía en el detonante de una nueva y aterradora aventura.


EL ENIGMA DE MORTIS



La primera viñeta del primer capítulo de Mortis comienza con la inevitable pregunta: "¿Quién es el siniestro Doctor Mortis? ¿De dónde ha venido? ¿Es un ser humano o un ente allende el universo conocido?". Un extraño libro negro es encontrado en este primer capítulo. La posterior aparición del Testamento del Doctor Mortis, en diferentes épocas y lugares del mundo, será algo frecuente en el resto de la serie. Este testamento será usado por Marino de manera similar a la del Necronomicón (el libro de culto creado por Lovecraft en sus narraciones) para entregar, en retazos de información, los únicos datos que se conocerán sobre el oscuro origen de Mortis.

Todos los episodios son autoconclusivos, a excepción de los primeros tres números en que algunos de los personajes vuelven a aparecer en la trama. En Mortis muy pocas veces se volverá a usar el recurso de las miniseries continuadas. En estos tres primeros capítulos, lo único que se supo del enigmático Mortis era que podía adoptar las formas de una sombra antropomórfica sin rostro, de una mortal neblina verdosa y de una sustancia grisácea devoradora de carne humana. Marino, al igual que Lovecraft, convirtió la abstracta noción del mal en algo concreto, palpable y susceptible de ser almacenado, tal y como John Carpenter nos lo mostraría años después en su film "El príncipe de las Tinieblas". Estas cualidades mutantes convierten a Mortis en un ser proteico y, al igual que las criaturas de los films "The Thing" y "Alien", estas cualidades le permitirán asumir muchos rostros y aspectos diferentes en su fatídico actuar.

Al presentar al personaje, Marino se encarga muy bien de no develar completamente el secreto de quién o qué es Mortis, pero el objetivo final de la malvada criatura es absolutamente claro: la total destrucción del género humano.

No obstante, los excelentes guiones de Juan Marino por sí solos no habrían encontrado eco en nuestro inconsciente colectivo sin el trabajo de los actores que participaron en su versión radiofónica y tampoco hubiese sido posible sin el aporte indiscutible de los dibujos de una gran cantidad de talentosos historietistas de la época. El trabajo conjunto de todos estos artistas fue lo que otorgó a Mortis su verdadero poder.

Máximo Carvajal, Roberto Tapia Tom, Santiago Peñailillo, Avelino "Lino" García, Juan Araneda, Ernesto López, Manuel Cárdenas, Juan Francisco Jara y Manolo Ahumada, fueron sólo algunos de los muchos dibujantes que dieron vida a las perversas historias de Mortis.

LOS LÁPICES DEL DR. MORTIS


Para obtener información de primera fuente, concordé, junto al dibujante y diseñador Ricardo Vega, hacer una visita a nuestro amigo común, y miembro de Ergocomics, Máximo Carvajal, un verdadero dibujante del Dr. Mortis.

Máximo nos recibió cordialmente y, cómo es su costumbre, obtuvimos sabrosos comentarios: "En Zigzag fuimos siempre libres -nos confidencia de entrada- Llegábamos a la ahora que queríamos, el que quería dibujaba ahí o en su casa. Para la época, pagaban bien, ahora no tengo la relación, pero nuestro patrón dólar era una página de historieta. Con tantas páginas me compro un televisor; con tantas otras, me compro un refrigerador".

Máximo no recuerda la fecha exacta de su ingreso al staff de Mortis, pero sí recuerda que llegó a la publicación después de su paso por "Mizomba, el Intocable", y es fácil perderse en los años cuando se trata de un dibujante con una trayectoria tan envidiable como la suya. Se inicia dibujando primero en "Ventarrón", continúa en otras míticas publicaciones como "Rocket", "Robot", "Mortis", "Mampato" y un largo etcétera. Prácticamente, ha dibujado en todos los géneros y ha creado inolvidables personajes como As Newman, Axo y Dino y Nina. Uno se siente frente a un personaje que es toda una leyenda del cómic nacional, pero que pareciera ignorar su aporte, o bien ser una persona dotada de una humildad a toda prueba. Lo cierto es que si hay algo de lo que afortunadamente no carece es de un excelente humor: "A mí me gustaba hacer Mortis, porque lo hacía rápido. Salvo esa vez cuando me tocó esa maldita historieta cuando todos los No-muertos atacan el fuerte de la legión extranjera... ¡Qué horrible!! (risas) veinte mil zombies a caballo, en camellos... una cosa horrible..." (se refiere al episodio "La Legión Maldita del Dr. Mortis" (Nº 45)

Cada uno de los dibujantes de Mortis poseía características muy precisas. Sus trazos eran claramente identificables y, aunque no firmaran siempre sus dibujos, el lector avezado era (y es) capaz de identificarlos claramente. Con años de distancia, Máximo critica con humor su propio trabajo: "En esos años, casi todos éramos un poco tiesos para dibujar, salvo Romero e Igor" (2).

Quiero advertir que lo que sigue no pretende ser un exhaustivo análisis ni listado final de los muchos dibujantes que desfilaron por las páginas de Mortis en sus diferentes etapas, tampoco es un análisis de estilo, ni mucho menos un estudio crítico sobre ellos. Es sólo una mirada fugaz a aquellos dibujantes que me parecen más relevantes, por la cantidad de episodios dibujados en la serie y por la capacidad de prenderse en la retina de mi memoria por más de 30 años. Lo que sigue es un breve resumen de algunas apreciaciones personales, mezcladas con los aportes de Máximo, conformando un apretado homenaje a los amigos culpables de nuestras primeras y afiebradas fantasías.

Roberto Tapia Tom: Fue el primer dibujante de la serie y uno e los más prolíficos. Muchas portadas de Mortis y decenas de páginas salieron de sus lápices. Uno de sus tics más comunes eran un especie de niebla o halo que flotaba siempre en medio de las escenas mas espeluznantes, al más puro estilo del Monje Loco y un achurado que llenaba las viñetas de sombras y amenazas. Dueño de un trazo inconfundible y elegante, logró dotar de una atmósfera enrarecida a sus páginas, al tiempo que creaba encarnaciones demoníacas y monstruos espectaculares como Bafomet.

Tapia tiene decenas de grandes episodios de Mortis. Algunos que considero verdaderos clásicos son: "La Trampa del Dr. Mortis" (Nº38), "Dr. Mortis y el Caserón de las Sombras" ( Nº 85), "Dr. Mortis y el Hijo del Cadáver" (Nº 49),"Dr. Mortis, Médico de Monstruos" (Nº 91), "Taxidermos del Dr. Mortis" ( Nº 100), "Tapia Tom era un dibujante de publicidad. Hizo Kanda que es una maravilla de historieta. Tenía un gran dominio del dibujo. Hay que entender a Roberto Tapia en dos épocas diferentes. Hay un momento en que cambia su manera de dibujar, no trama tanto y utiliza más el color".

Otros grandes episodios de Tapia Tom son "Los Condenados del Dr. Mortis" (Nº 25), "Bafomet y el Dr. Mortis" (Nº 26) Ambas, muestras perfectas del terror más clásico y eficaz de Juan Marino. Tapia Tom vive actualmente fuera de Chile.

Santiago Peñailillo: Inconfundibles son sus figuras elegantes y delgadas. Sus dibujos se asocian rápidamente a su tyrabajo en la mítica revista de Ciencia Ficción "Dimensión Cero". Un clásico dibujado por Peñailillo es la erotizante e imperdible "La Hija del Dr. Mortis" (Mortis Nº 99). Una sensual vampira seduce y mata a un grupo de soldados aliados que han debido ocultarse en un extraño castillo perdido en medio d elos Cárpatos, durante la !º guerra mundial. Otro gran episodio es el de los recordados Musgántropos, personajes centrales de una emotiva historia titulada "La Isla del Dr. Mortis" (Mortis Nº 82) OTra joya en su trabajo es "La Mortaja del Dr. Mortis", pero notable es su visión de Mortis como un enorme murciélago antropomórfico, imagen quer muchos años más tarde, Coppola utilizaría de forma similar en su versión de Drácula.

"Peñailillo se metió rápidamente en la historieta- dice Máximo- él tiene una gran pasada a tinta, una característica que no tieneneotros dibujantes, y que me hubieta gustado tener a mí"


Manolo Ahumada: Dibujó para la primera época de Mortis y a su autoría se deben la mayor parte de los episodios de la última temporada de vida del personaje. En el número 28 de la serie, publicó "El fantasma del Dr. Mortis", pero es, en el capítulo 31, cuando dibujó "Los Tentáculos del Dr. Mortis" que nos regala uno de sus mejores trabajos al visualizar a un monstruo "lovecraftiano" inolvidable. Se trata de un repugnante ser informe, gelatinoso y tentacular que devora todo a su paso, creciendo desmesuradamente. Se trata de una nueva creación nacida del genio de Mortis que flirtea una vez más con elementos de la ciencia ficción y el terror en sus aventuras.

Pero es en "El Maléfico Amor del Dr. Mortis" (Nº 34) en que Ahumada tiene el privilegio de dibujar una de las más bizarras aventuras del personaje. En este episodio se entregan contundentes pruebas de que también el señor de las tinieblas necesita amar. Mary Bohr se convierte en la víctima del amor de S.S. Tymor. Se trata de un episodio rico en ribetes repugnantes, como puede ser la putrefacción en vida del padre de la novia, convenientemente ilustrada por Ahumada. De la última etapa de Mortis sobresale otro episodio de Ahumada: "Homo Roboticus". La humanidad se ve asolada por la presencia de fatídicos robots cuyo aspecto físico (abrigo, sombrero, gafas oscuras y rostro metálico) resulta ser muy semejante a los del episodio Nº 84 :"The Cibernauts" de la mítica serie inglesa The Avengers. (Los Vengadores)

El desaparecido Juan Araneda: Nos ofrece en Mortis un dibujo fuerte, de línea gruesa y expresionista. En "Una Cita Con El Dr. Mortis" (Nº 35), Marino y Araneda se solazan en una historia con momentos de verdadero asco. De seguro los lectores de la época debieron usar guantes para poder leer las páginas de este episodio, en que gusanillos infectos hacen estragos en el cuerpo de la joven Patricia Damm.

En el peculiar episodio "Uvu Tain: servidor del Dr. Mortis" (Nº 42), historia ambientada en el Tibet, conocemos a Pao Lang, la versión China de Mortis. En "Los secuestradores del Doctor Mortis"(Nº 46), Araneda da vida a un Dr. Muy particular: calvo, de rostro pálido y aspecto cadavérico, especie de cruce entre Fantomas y un no muerto. El episodio resulta también ser una rareza por otra razón. Es la segunda historia de Mortis, según nuestros registros, que incluye una segunda parte en la excelente "Garra del Dr. Mortis" (Nº 47), dibujada esta vez por Tapia Tom, y que tiene como protagonista al ilusionista Hindú Lamahal y a la obsesión de Mortis por dar vida a miembros cercenados del cuerpo humano. Imperdible.

Máximo Carvajal: El segundo dibujante más reconocido de la serie y culpable de dar forma, de la mano de un trazo suelto y poderoso, a uno de los Mortis más emblemáticos para los lectores: Alto, delgado, bigote y barbilla francesas, sienes canas y un par de grandes mechones de cabello que evocan dos cuernos: "Yo le dí la forma de los cachos con el pelo para darle una caracterización mnás terrorrífica, más vampiresca"- Aclara Carvajal.

"El Collar del Dr. Mortis" (Mortis Nº 84) y "El Dr. Mortis y la Señora Otis" (Mortis Nº 88), son un par de las tantas historias dibujadas por Máximo, que gustaba de ilustrar sus páginas con hombres robustos, de anchos hombros, como un velado homenaje a Alex Raymond. Carvajal logró, a través de centenares de páginas, convertirse en todo un referente para muchos jóvenes dibujantes.

En los episodios "Cerebros para el Dr. Mortis" (Nº 37) y "Robots del Dr. Mortis" (Nº 43) Máximo ya incursiona en su verdadera pasión: dibujar historias de ciencia ficción. Un episodio antológico dibujado por Carvajal es "La Ciencia lo Necesita Doctor Mortis" (Nº 80), en que el mundo recurre por primera vez a Mortis para que ayude a la humanidad, pero obviamente el siniestro Dr. pedirá un precio demasiado alto por sus servicios.

Manuel Cárdenas: Sin Lugar a dudas, Cárdenas es, junto a Tapia Tom, el gran portadista de Mortis ¡¡¡Cómo pinta Cárdenas!!! Sus figuras épicas, pálidas, tristes, de miradas perdidas, casi siempre vestidas con harapòs, parecen almas en pena de las víctimas de Mortis. Cárdenas es discípulo de una mestro: Mario Igor (fallecido y legendario dibujante de larga trayectoria en muchas publicaciones de Zig-Zag y Quimantú) Cárdenas toma de su maestro Igor, cierta actitud física imposible de sus personajes, como la capacidad de sus articulaciones de realizar giros impensables, fíjense sobre todo en las manos.

En algunas ocasiones, Cárdenas también dibujó episodios completos de Mortis y de series como "Mizomba el Intocable", entre otros. Su dibujo y pintado inconfundibles, otrogaron dosis importantes de desasosiego a las portadas de Mortis.

Máximo sólo tiene elogios para Cárdenas: "A Manuel le gustaba más dibujar portadas, era un poco lento, pero es un gran dibujante, un acuarelista buenísimo. Todos dicen que él es una invención de Romero e Igor, porque cuando comenzó, acentuaba esas cosas que hacía Igor, pero las llevó más allá".

Otro portadista que descubrí en este verdadero viaje al pasado que ha supuesto este artículo de Mortis, es un dibujante que sólo firmaba como Aros y cuyos dibujos de portada se repiten con periodicidad entre los números 40 y 46 de la serie. Lamentablemente es un dibujante del que no se ha podido averiguar mayores detalles.

Juan Francisco Jara: dedicado hoy por completo a una exitosa carrera en la plàstica, Jara fue otro dibujante de Mortis. Como muchos de sus colegas su talento está registrado en numerosas prtadas y series como Mawa, El Manque, Espía 13 y otros. Juan Marino lo invitó extraoficialmente a participar del proyecto Mortis y sus trabajos más destacados pueden apreciarse en la época en que la revista se editaba bajo sello Dilapsa. Su dibujo está dotado de una línea vivaz y muy suelta, y a pesar de que no trabajó en muchos episodios, su breve, pero contundente paso por la serie es suficiente para recordarlo como otro de los talentosos historietistas de Mortis.

Avelino García: Este alto y delgado dibujante de origen español, apodado cariñosamente como "Lino", dibujó profusamente episodios de "El Zorro", el justiciero enmascarado. Sin embargo, pudo servir tanto al bien como al mal, así los atestiguan las portadas y pàginas que dibujó para Mortis.

Ernesto López: Era un dibujante dotado para crear viñetas de contenidos verdaderamente repugnantes. Gustaba de dibujar escenas no aptas para estómagos delicados como vísceras, ojos fuera de sus cuencas, descuartizamientos y otras bellezas. Las expresiones faciales de sus personajes siempre se encuentran en el límite del paroxismo. La pasión es una de las palabaras que bien podrían describir las actitudes físicas de muchos de sus dibujos. Algunas historias inolvidables son: "Mortis y el Jardín de los Sepulcros" (Mortis Nº 96) "Dr. Mortis y el Huerto de la Sra Carter" (Mortis Nº 97) y "El Museo de cera del Dr. Mortis (Mortis Nº 79) donde López logra un nivel de explicitación casi gore, bastante fuerte para la época.

Máximo Carvajal lo recuerda con alegría:"La desgracia de Ernesto López fue haberme conocido (risas) Él viene conmigo desde que yo comencé en "Ventarrón". Él tiene un gran dominio de la mancha negra. La mejor época de Ernesto López fue justamente la época de Mortis, es donde mejor se mueve. después hizo Guerra! y El Capitán Júpiter"

López toma los lápices en Mortis para un episodio inolvidable: "Las bestias del Dr. Mortis" (Mortis Nº 40), una variación de Marino del clásico film de 1960: "The Village of the Damned" de Wolf Rilla. El profesor Tyss Morgan entrega unas exstrañas grageas a las mujeres en cinta de una pequeña aldea. Nueve meses después, seis mujeres dan a luz a otros tantos rollizos varoncitos que, con el tiempo, demuestran ser poseedores de una inteligencia superior y de la capacidad de transformarse en terribles criaturas que retroceden miles de años en su evolución hasta convertirse en sus "Primigenis", seres retrógrados que comienzan a asesinar brutalmente a los humanos.


DE GUIONES Y ADAPTACIONES



Marino es indiscutiblemente el creador del Dr. Mortis. A pesar de que algunos episodios aparecen firmados por su esposa Eva Martinic, todos los guiones fueron escritos por él. Como guionista, Marino logró plasmar verdadero terror a las emisiones radiales y a las páginas de historietas, obligando a sus jóvenes lectores a escuchar el radioteatro escondidos entre las sábanas y a leer la revista casi evitando tocarla con las manos, como si su sólo contacto pudiera ejercer una nefasta influencia infecciosa en ellos. El color ocre y oscuro de las páginas de la revista, acentuaba esta sensación. Máximo nos revela que ese color se lograba gracias a una "conjunción entre rojo y negro. Con el rojo tramado haces el color carne. El gris se consigue con el rojo mezclado con el negro y las variantes de tono se logran con la misma mezcla de los dos colores, pero variando sus porcentajes".

Cuando pedimos a Máximo que nos cuente lo que recuerda de la poco conocida figura de Juan Marino, no hace más que alimentar el mito: "Era muy extraño y mucho mayor que nosotros en esa época. Hacía un personaje de la residencial "La Pichanga", no me preguntes cuál, porque no me acuerdo. Era de la escuela del radioteatro. Coleccionaba discos antiguos y una vez fui a su casa y le compré un disco. Tenía toda una colección completa de Gardel. Vivía en Grecia hacia arriba, en casi toda la curva donde antes estaba la piscina, en esos bloques".

No era extraño encontrar en los episodios de Marino imágenes de cuerpos putrefactos, vísceras palpitando fuera de vientres abiertos en canal, mutilaciones, suicidios, muertes aterradoras, etc. Verlas hoy nos hace preguntarnos cómo era posible que la censura no se ensañara con este tipo de publicaciones. Afortunadamente, ello no ocurrió y muchos no pudimos conciliar el sueño al recordar sus terroríficas imágenes prendidas en la retina.

Mortis es un comic tributario de la palabra, atado a una excesiva teatralidad, a una "literalidad literaria" (sic). No olvidemos que Marino viene del radioteatro, por ello es que sus personajes hablaban con holgura y lo que no decían, se lo encargaban al narrador. No es extraño encontrar largos diálogos y cartuchos de texto, muy bien escritos, ricos en descripciones y llenos de una información que hoy puede parecernos excesiva y redundante, pero que resultaban tremendamente efectivas a la hora de lograr el suspenso. Ciertamente era impensable la disociación imagen?texto a la que hoy estamos tan acostumbrados en el cómic contemporáneo. No obstante, la estructura básica de cada guión demuestra que Marino manejaba al dedillo los mecanismos necesarios para contar historias..

"Nos pasaban un guión"- dice Máximo mientras hojea una gran colección de Mortis que hemos llevado para que vea- "y había que hacerlo rápido. Generalmente, teníamos dos semanas. Pero siempre había una pana. El Tapia (se refiere a su colega Roberto Tapia Tom) era muy rápido y se llevaba tres guiones. Nos dejaba a todos sin pega y pateando la perra toda una semana".

Marino acabó adquiriendo así un oficio que ya desearía cualquier novel guionista y que lo llevó a escribir un puñado de joyas del terror, a ratos, superior a la de muchos de sus colegas extranjeros. En cada capítulo mixturaba géneros, citaba y aludía constantemente, con evidentes influencias cinematográficas y claras referencias a la literatura del género. Conocedor de los mecanismos del terror, sus guiones poseían una notable capacidad para ir suministrando información hasta crear una atmósfera inquietante a fuerza de pequeños detalles. Era muy común que el guión tuviese muchas secuencias en que la trama desarrollaba un "enrarecimiento" logrado por una lenta y eficaz progresión dramática.

En el episodio "Dr. Mortis y el Automóvil Fantasma" (Mortis Nº 90, con dibujos de R. Tapia), Marino escribe uno de sus desenlaces más inquietantes. Tras una serie de extraños asesinatos, Mortis se ha visto acorralado por el psiquiatra Joseph Teller, quien trabaja para la policía. En la última secuencia, la casa del monstruo está ardiendo. Ambos contendientes saben que morirán abrazados por las llamas. Mortis, ahora transmutado en un gigantesco murciélago antropomórfico, se oculta en su féretro de marfil para librarse de las llamas. (A menudo,.el fuego purificador era protagonista de muchos desenlaces de la serie como único elemento capaz de purgar la presencia del mal) En el momento final, el monstruo serpentino llama a su víctima tentándola con la vida extrahumana. Teller sabe que la única forma de salvarse del fuego es penetrando en el féretro junto al monstruo, lo que equivale a morir para renacer como un discípulo de Mortis. Teller duda. Las llamas se acercan, debe escoger rápido. En un desenlace digno de ser recordado, lo vemos acercarse hacia el sarcófago. En la última viñeta, el féretro ya comienza a abrirse para recibir al desdichado. La imagen congela el instante decisivo.

La mayor parte de los desenlaces de Mortis son desalentadores, pesimistas. Muy pocas veces el bien vence, y cuando lo hace, debe pagar un alto costo por su transitoria victoria. Sin embargo, pocas veces leí en Mortis un fin más desgarrador que éste, en que el dilema final del protagonista fuese tan profundamente perturbador y sorprendente.

Otro desenlace memorable es el de "Taxidermos del Dr. Mortis" (Mortis N° 100, con dibujos de R. Tapia): Mortis engaña a una joven pareja y les invita a su clínica privada, perdida en los pirineos españoles. Pretextando tener la cura para una extraña enfermedad del joven Bill Weaver, lo convierte en un Taxidermo, una nueva raza de seres que no conocerán la vejez y cuya sangre ha sido reemplazada por algo que Mortis ha bautizado como Hemodeído. Weaver, convertido ahora en un monstruo horrible, muere en un confuso incidente, Hellen, la esposa de éste, al enfrentar la horrorosa posibilidad de dar a luz a un nuevo Taxidermo, decide suicidarse saltando al vacío.

En "Los Anti-Hombres del Dr. Mortis" (Nº33) dibujado por el infaltable Tapia Tom, una joven pareja queda atrapada en un caserón a merced de unas plantas asesinas. En la última página, la muchacha, que está en cinta, se desmaya mientras los monstruosos vegetales penetran a la habitación. En las siguientes dos viñetas finales, sólo vemos dos planos del caserón y un par de cartuchos de texto que describen la horrible escena elidida: "Y en la noche, que comenzaba a dejar paso al alba, se oyó el vagido de un recién nacido. Pero también podía escucharse el succionar de miles de hocicos monstruosos que bebían sangre humana (...) cuando el último monstruo ahíto de sangre desaparecía en la fosa, una risa sarcástica y maligna estremeció los cimientos del mundo".

Destrucción del núcleo familiar, la maternidad vista como una incubadora teratológica, la muerte como la única vía de escape posible, son algunos de los delicados temas abordados en la serie. Mortis es despiadado con la sociedad burguesa, a la que ataca desde sus bases sin ningún atisbo de compasión ni moralidad.

Como ya dijimos, muchas veces los guiones de Mortis eran adaptaciones no confesas de obras anteriores. Usando la cita y el pastiche, Marino creaba nuevas y originales versiones de obras anteriores. Intertextualidad se le llamaría hoy.

Algunos ejemplos de esta práctica son el "Dr. Mortis y un Viaje al Horror" (Mortis Nº 87, con dibujos de R. Tapia). Esta es una versión libertina y original del film "El Viaje Fantástico" (1966), de Richard Fleisher. En la versión de cómic, los científicos, al igual que el film, son minimizados para penetrar dentro de un organismo vivo, pero los personajes de Marino son inoculados en la corriente sanguínea de un vampiro, para comprender el por qué de su comportamiento alimenticio. Este será un tema que Marino profundizará más tarde en una excelente saga, en la que estudiará detalladamente al vampirismo como una enfermedad tan contagiosa como potencialmente curable. (Una idea que probablemente haya sido tomada de la famosa serie de TV "Sombras Tenebrosas", protagonizada por Barnabás Collins, obsesionado por encontrar cura a su condición vampírica) Años después, en la época de Dilapsa, Marino adaptaría el famoso cuento "La Mosca" de George Langelaan, en una versión bastante más fiel al cuento original que la del film de Kurt Neumann, de 1958. El famoso relato de Horacio Quiroga: "El almohadón de plumas" también tuvo su repugnante versión Mortis. Marino revisitará además grandes clásicos del horror. Así es como recreará Frankestein a partir de elementos tomados de algunas referencias cinematográficas, como es el tema del transplante cerebral equivocado, hecho que no existe en la novela original. Mezclando esto con otros elementos nuevos, Marino provoca originales variaciones. En el caso del episodio de Mortis, la vuelta de tuerca consistirá en que, en lugar de transplantar a un humano el cerebro de un delfín, por error se utiliza el de una orca asesina, con todas sus esperables y nefastas consecuencias.

Pese al éxito de la serie, el fantasma de la cancelación alcanzó la publicación de Mortis en 1972: "Yo encontré una imbecilidad terminar con Mortis- recuerda Carvajal- porque era un proyecto que daba dinero. Querían terminarla porque iba en contra de la mentalidad política de la época. Nunca entendí claramente por qué. Mortis en su mejor momento vendió 60, 70 mil ejemplares. Algunos dicen que llegó a 80 mil, casi igual que Mizomba que llegó a 100 mil ejemplares".

Es en este contexto en que a Carvajal se le ocurre una idea, que es finalmente aceptada. Esto lo lleva a ser el dibujante que inaugura una nueva temporada de la revista en que el mismísimo Mortis es expulsado de la tierra en una nave espacial. La cápsula de este cohete debía convertirse en un féretro para librar a la humanidad de la maldición del monstruo: "Réquiem para el Doctor Mortis" (Mortis Nº 101). Esta premisa sirvió de excusa para iniciar (y dotar de nueva longevidad a la serie), algunas historias de Mortis en flirteo con la ciencia ficción.

La saga se llamó: "Ciencia Fantástica del Siniestro Dr. Mortis". Un notable episodio de aquella época es la historia del huaso chileno José Martínez, dibujada por Ernesto López. Un grupo de alienígenas (muy parecidos a los del film "La Tierra Contra los Platillos Voladores") lo hacen depositario de un mensaje de advertencia a la tierra, que de no ser escuchado, bien puede ser la causa de la destrucción de todo el planeta.

LA VIDA POST MORTEM



Muchas veces pospuse la escritura de este artículo. Aún creo que debí seguir mejorándolo, recabando más información y tomándomelo con más calma. Pero una noche decidí que ya era y lo terminé rápidamente. Sentí que debía ser escrito tal como ahora lo estás leyendo, disgregado e incompleto. Espero no sea el último texto en que pueda retomar este tema tan querido. Al concluir su escritura, a altas horas de la madrugada, me preguntó el por qué de la seducción de Mortis e, inevitablemente, vuelvo a esas antiguas noches de lectura, de radioteatro, de escritura de mis primeras historias robadas al estilo de Marino, al sabor de unas páginas cuyos dibujos me abrían puertas a nuevos mundos y me permitían el placer de asistir a hechos terribles, desde la cómoda posición del lector.

Tal vez el secreto de la longevidad de Mortis radique en variadas razones y todas posibles. Tal vez porque se produjeron en Chile una serie de eventos que posibilitaron el trabajo creativo de un gran grupo de dibujantes al amparo de una gran empresa. Tal vez porque formaron lo que, históricamente, ha sido lo más cercano a una industria del cómic en nuestro país (y en Latinoamérica). Tal vez porque fue una industria posible, incluso pese a la premura con que se trabajaba, a la inexperiencia y a los vicios de la época. Tal vez porque cada capítulo de Mortis sigue hablándonos desde el pasado, diciéndonos que es posible hacer de este arte una forma de vida, gritándonos que existió una escuela de la que debemos sentirnos orgullosos. O quizás, porque cada número de Mortis sigue siendo un hito que aún hoy nos pone los pelos de punta, seduciendo al lector contemporáneo con sus horrores tributarios del cine y el cuento de terror. Y es que el talento de los creadores de Mortis no ha sido una moda pasajera, sino perdurable en el tiempo y en las mentes de quienes la vivieron.

Máximo tiene su propia versión de esta no-muerte de Mortis: "A la gente le gusta mucho el terror " nos dice- ", y antes de Mortis estaba "El Monje Loco". Simplemente, Marino retomó esa vía y la continuó". Tal vez su éxito radique únicamente en el placer que su lectura nos regaló al calor de la estufa, en los largos días de la infancia y la adolescencia. Quizás sea todo eso, junto y revuelto. Cada quién tendrá sus propias razones para explicarlo.

Vaya pues, un gran saludo de quienes somos parte de cierta nueva generación, para los maestros del pasado, para los verdaderos culpables de todo: un montón de dibujantes, rotuladores, coloristas, entintadores y guionistas cuyas páginas aún nos enseñan y nos hablan de un oficio muy poco valorado en nuestro país. Un oficio que, sin embargo, muchos aún están destinados a descubrir.

Es hora de dormir, pero antes, un poco de desazón. Voy a releer mis viejos números de Mortis. ¿Cómo? ¿Que si los presto? Claro, cómo no, por supuesto... ¿Tienes algo más valioso que darme a cambio de un pedazo de mi vida?


NOTAS:

(1) "El Siniestro Dr. Mortis" Nº 101: "Réquiem para el Doctor Mortis". Dibujos de Máximo Carvajal, guión de Juan Marino.

(2) Se refiere a los grandes dibujantes chilenos Abel Romero y al desaparecido Mario Igor, éste último también conocido como "El príncipe Negro".

Agradezco la colaboración y el material fotográfico invaluable de Máximo Carvajal, Santiago Peñailillo, Juan Francisco Jara, la ayuda de Ricardo Vega y las increíbles colecciones de Martín Cáceres, Avelino García y Antonio Lobos.
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Manuel Cárdenas, el gran portadista de Mortis (Mortis N° 79).

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"El Dr. Mortis Detective" (Mortis N°94), dibujado por Máximo Carvajal

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Viñetas de Ernesto López para "El Dr. Mortis y el huerto de la Sra Carter"

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Una de las tantas portadas de Roberto Tapia Tom(Mortis N°82)

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Mortis transfigurado en un gigantesco murciélago, por Máximo Carvajal

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Mortis y el jardín de los Sepulcros

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Cárdenas exhibiendo la influencia del maestro Mario Igor.

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Las vainas vampiras de "El horrendo bosque del Dr.Mortis", por M. Carvajal

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Ernesto López.

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Otra hermosa portada de manos de Cárdenas.

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Máximo Carvajal.

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Una horrible menage a trois de Ernesto López para "El Museo de Cera del Dr. Mortis"

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De izq. a der. Mario Igor, Máximo Carvajal, Roberto Tapia, Avelino García, Ernesto López, Hildegardo

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La adorable abuelita de Máximo Carvajal para "El Dr. Mortis y la Anciana señora Otis"

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Un clásico de terror erótico de Peñailillo: "La Hija del Dr. Mortis"

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Más sangre y abuelita.

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Los soldados aliados, víctimas del deseo de "La Hija del Dr. Mortis"

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"El Collar del Dr. Mortis", por Máximo Carvajal

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Los Musgántropos, por Santiago Peñailillo.

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El collar del Dr Mortis

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Mortis visto por Roberto Tapia Tom.

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"Mortis, médico de Monstruos", por R. Tapia.

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El desenlace de "El Dr. Mortis y el Automóvil Fantasma"

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Roberto Tapia Tom.

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El brutal suicidio de Hellen en Taxidermos. Dibujos de R. Tapia.

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Un Taxidermo, típico monstruo de R. Tapia

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La versión Mortis del film "El Viaje Fantástico" Por R. Tapia

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El inconfundible estilo de R. Tapia
TEXTOS EXTRAÍDOS DE ERGOCOMICS www.ergocomics.cl
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1 comentario:

Anónimo dijo...

En estos sitios puedes bajar algunas revistas del Dr. Mortis:

http://siniestrodoctormortis.blogspot.com/

http://charlycueva.blogspot.com/search/label/EL%20SINIESTRO%20DOCTOR%20MORTIS