7 de diciembre de 2010

Wikileaks: Los ideales de internet triunfan


Lo siguiente es una traducción propia del artículo Wikileaks: The Internet Ideal Triumphs.
Mientras cientos de sitios ayudan a eludir los intentos de censura debido a los documentos filtrados, el periodista James Ball invita a los EEUU a recordar sus principios sobre la libertad en internet.

Si wikileaks desapareciese permanentemente de internet, de todas formas seguirían apareciendo nuevas historias sobre cables filtrados.

No es que eliminar wikileaks sea algo fácil: a pesar de que el sitio principal tuvo que ser reubicado, debido al desalojo por parte de Amazon, y que su dirección cambió después de que EveryDNS cancelara la cuenta de Wikileaks, el sitio todavía esta vivo.

Incluso el Miércoles, día en que el servidor fue atacado e interrumpido en reiteradas ocasiones, recibimos 54 millones de accesos a los documentos filtrados, provenientes de 3,6 millones de visitantes. Duplicados/mirrors de wikileaks han sido cargados en cientos de servidores a través del mundo entero. Incluso el hecho de que PayPal cerrara la cuenta de Wikileaks no ha sido más que una pequeña molestia.

Pero incluso estos servidores desapareciesen mañana, la información se difundiría gracias a un medio más tradicional: los periódicos. El New York Times, The Guardian, Der Spiegel, Le Monde y El País se encuentran actualmente distribuyendo material de wikileaks.

Tras ver el material, todos ellos compartieron el mismo juicio editorial que wikileaks: juzgaron que era del interés público publicar la información. A estas alturas, se encuentran mostrando la misma información que el sitio principal de wikileaks. Incluso colaboraron con revisiones y ediciones a los documentos.

El sitio web de The Guardian, en este momento, contiene más información sobre EEUU de lo que posee el sitio de wikileaks. Ninguno de estos sitios ha requerido enfrentar los ataques políticos y tecnológicos que ha recibido el sitio de wikileaks. Sin embargo todos ellos tendrían que ser desconectados para enterrar la historia de los cables filtrados.

A pesar de la ineficacia de los esfuerzos de censura del gobierno de los EEUU, el Senador Joe Lieberman, junto con otros políticos, no se retractan de sus posiciones.

En cierto sentido, los intentos de Lieberman y del gobierno Francés por evitar que los proveedores de hosting proporcionen el acceso a servidores que apoyen a wikileaks, son el punto menos problemático. En los tiempos del papel impreso, imprentas y distribuidores fueron muchas veces objetivos de demandas cuando gobiernos y particulares buscaban evitar que ciertas historias fuesen publicadas.

Atacar proveedores de hosting es meramente el enfoque moderno de un truco viejo, y uno que ni siquiera parece funcionar muy bien en la era de internet. La gente que distribuye actualmente material controversial, pero que carece de la audiencia de wikileaks y su resistencia a los ataques, debe estar observando con ansiedad los eventos de los últimos días.

Lo que es nuevo, e inquietante, son los intentos de los gobiernos de que sus millones de ciudadanos no lean el material. Los 19 millones de empleados federales de EEUU, han sido informados de que no deben leer los cables filtrados, o ninguna publicación que los contenga. Diversas agencias han bloqueado el acceso a prácticamente todos los medios masivos, algo que recuerda al Great Firewall que luce China.

A los estudiantes de la Universidad de Columbia se les ha "recomendado" no comentar sobre los cables, si tienen intenciones de algún día trabajar para el gobierno. Y una empresa estadounidense de visualización de datos, Tableau, incluso ha retirado trabajos basados en historias de wikileaks, sin recibir ninguna solicitud de hacerlo.

Los esfuerzos del gobierno de los EEUU por detener esta historia, muestra una penosa falta de compromiso con los principios centrales de transparencia y neutralidad en internet, además de una ignorancia de los fundamentos sobre la que la red esta construída.

Los eventos recientes no deberían irritar sólo a periodistas y activistas: basados en los recientes comentarios públicos, debería ser también una causa de preocupación para un par de destacados norteamericanos.

Uno de ellos dijo, en un discurso en China:

Mientras más libre fluye la información, más fuerte se vuelve la sociedad, porque ciudadanos de todos los países del mundo pueden empujar a sus gobiernos a que rindan cuentas. Ellos pueden comenzar a pensar por si mismos.

Al final de su discurso, dijo:

Puedo decirles que en EEUU, el hecho de tener una internet libre, o acceso sin restricciones a internet, es una fuente de fuerza, y creo que debe ser fomentada.

Una segunda oradora, dijo en Enero de este año:

La censura no debe ser aceptada de ninguna forma, proveniente de ninguna compañía de ninguna parte del mundo. Y en America (EEUU), empresas Americanas necesitan apoyar esta postura... Esto necesita ser una marca distintiva de nuestra nación. Tengo confianza de que los consumidores del mundo entero recompensarán a las compañías que sigan estos principios.

¿Quiénes son estos apasionados radicales?
Nada menos que el Presidente Barack Obama y la Secretaria de Estado, Hillary Clinton.

No podría haber estado más de acuerdo con ellos.

James Ball es un peridista de investigación, actualmente trabajando con Wikileaks.

Fuente: IndexOnCensorship.org. Foto: web-censorship.org.
Fuente: www.manzanamecanica.org

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