2 de febrero de 2008

CON VOLODIA SE NOS VA TAMBIEN LA REPUBLICA


"Los de antes ya no somos los mismos", escribió Neruda, y parece que nuestros políticos actuales tomaron la fvrase literalmente, ya que no sólo no son los mismos, sino que ahora forman parte de la misma tribu de los adversarios de nuestra democracia.
SE NOS MUERE Volodia, y con su fallecimiento podría aparecer el peor de los fantasmas en política: el término de una ilusión que se llama República, y que su sola mención parece deshacerse entre los labios.

El viejo Teitelboim, con sus aciertos y errores, es el solitario y último representante de épocas donde la acción parlamentaria resultaba ser patrón de conducta social para los chilenos. Parafraseando a un autor de novelas de aventuras, él es el último de los mohicanos. Y fue, quizá, componente del pequeño equipo de los mejores, donde destacaron nombres como Eric Schnake, Carmen Lazo, Julieta Campusano, Eduardo Frei Montalva, Bernardo Leighton, Jaime Barros, ‘Cachimoco’ Ibáñez, el ‘marqués’ Francisco Bulnes, Clodomiro Almeyda, Salvador Allende, Héctor Humeres, Jaime Castillo, Schaulsson padre, y algunos otros cuyos apellidos ya he olvidado, lamentablemente.

Hoy, el Congreso Nacional es un escenario casi circense, ocupado por falsos símiles de políticos que hacen de una sesión el espectáculo que la parafernalia insulsa requiere para obtener notoriedad, misma que jamás logran mediante intervenciones inteligentes, informadas, con buen uso del lenguaje y mejor acción de la capacidad de entendimiento.

Siguiendo la feble estela de la moda, podemos asegurar que en el hemiciclo del poder legislativo –aquí y ahora- se han entronizado las tribus urbanas conocidas como ‘peloláis’ y ‘pokemones’…cuál de ellas más estúpida, cuál menos culta, cuál más inútil y torpe. Cuál de ellas más desechable e innecesaria. Para comprobar lo anterior, basta escuchar, leer y analizar lo que aportan personajes de la talla de Tarud, Moreira, Larraín, Naranjo, Ávila, Arancibia, Pizarro, etc.

Qué lejos están las otrora controvertidas discusiones ricas en argumentaciones y propuestas que engalanaban el viejo Congreso, a cuyas sesiones concurría una pequeña masa de espectadores que obtenía de aquellas sesiones ideas, confianzas y orgullo por nuestra reconocida democracia…la que fue degollada hace más de tres décadas.

Volodia se encontrará, en otra dimensión, con sus antiguos pares, y allí conversará y verseará junto a Vicente Huidobro, Pablo Neruda, De Rokha, Gabriela, Matta, Arrau y todos aquellos que en verdad hicieron aportes inconmensurables a la cultura y a la democracia.

Nosotros, en cambio, viejos dinosaurios de una era ya extinta y que llamáramos ‘democracia verdadera’, deberemos sentarnos en medio de este páramo estepario y observar, desolados, el proceso espurio que protagonizan peloláis y pokemones del mundo político actual, en el que da lo mismo ‘Chana que Juana’ pues todos ellos –sin excepción- abrazaron la nueva fe del neoliberalismo al ingresar, radiantes y orondos, a la religión de la corruptela y la traición.

Volodia se nos va. Podemos haber estado o no de acuerdo con sus ideas, pero nadie discutirá su capacidad creativa, su magnífico aporte escritural, su oratoria, su consecuencia ideológica ni su entrega total por un Chile realmente justo, solidario y democrático.

Volodia se nos va. La Patria continúa, pero la República ha muerto.

extraido de www.lafirme.cl escrito por Arturo Alejandro Muñoz.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Reflexiones del Comandante en Jefe

El tránsito de Volodia

Hace unos días mencioné su nombre como ejemplo de militante comunista, cuya lucha dio sentido a su vida. Llegó a ocupar las más altas responsabilidades del Partido durante 8 años. Compartió con Allende su fe en Chile y la hermosa visión de que, más temprano que tarde, de nuevo se abrirían las grandes alamedas "por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor".

La biografía de Neruda y otros numerosos, interesantes y valientes libros, fueron su aporte intelectual y político a las nuevas generaciones.

Conversé con él largo tiempo la última vez que nos vimos a comienzos del 2005. Vino como invitado de honor del Premio Casa de las Américas y a presentar en la Feria Internacional un nuevo libro.

Hace dos días, el jueves por la noche, llegaron noticias a las 7 y 30 p.m. de su fallecimiento. Esa misma noche y casi a la misma hora se dieron a conocer los ganadores del Premio. Volodia era tan modesto y tan decente, que parecía esperar esa noticia antes de partir.

No diré que ha muerto. Pasó a vivir en las ideas. Nutrió las filas de los que luchan y seguirán luchando por aquellos sueños.



Fidel Castro Ruz

Febrero 2 de 2008