21 de julio de 2009

Fulano: Ven a nacer de nuevo


Fueron más punkies que los punkies y se oyeron más fuerte que muchos de la "voz de los ochentas". En esa década repleta de créditos sobrevalorados, del cancionero que hoy rebota en las peores pistas de baile, de esos días que hoy remiten a nostalgia de happy hour, tragos largos y clubes de karaoke, Fulano fue genuina vanguardia. Con un estilo irreverente, estrafalario y reñido con los criterios comerciales de la época.

Un grupo parado en la hilacha y sin nada que perder y que la noche del viernes decidió volver una vez más y sin aviso: como los viejos amantes, como los amigos que se encuentran en la esquina después de años sin verse, como aparecen los que caminan con otro tranco, con otras ambiciones, con otros planes.

La sala estaba llena en el segundo de los shows que trajeron de vuelta a una de las mejores banda nacidas en esta tierra. Y parece que hubiera sido ayer cuando acarreaban equipos al Espaciocal o al Trolley hace ya 25 años. Porque por este Fulano no pasan los años y el culto a su música descansa en parte en eso: en que la tierra dará mil vueltas, pero hay cosas que no van a cambiar.

Once y diez de la noche y el primer acorde es de Último lamento/Lamentos, una de esa canciones violentas y divertidas de su primer catálogo. El aire solemne del Teatro Oriente se va al carajo, porque este conjunto inclasificable está para levantar muertos, para dar clases de cómo se toca en vivo, para dejarte claro que no hay nadie que suene como ellos en la actualidad. Lo de Crisosto es un riff de bronces y cortes para ametrallar la sala y lo de Jequier es el canto maduro de una especialista en matices, sombras y sensibilidad blusera. Jorge Campos crece como un ejecutor que hoy busca más matices que piruetas y el "chino" Vásquez tiene el entusiasmo intacto que se le veía a fines de los ochentas.

Felipe Muñoz, el chico de 25 años que ocupa el sillín de Jaime Vivanco, trae teclados de escuela, de academia y replica con buen gusto los arreglos originales. Emociona a algunos con su versión de Te recuerdo Amanda, de Víctor Jara, pero esto es distinto. Este Fulano nunca fue muy bueno para el homenaje ni las citas a la oficialidad de la música chilena. Es más bien un cínico que reactualiza todo su discurso como si el Chile de 1984 fuera el mismo del 2009. Ellos están seguros que la "farsa continúa" y quizás sea Fulano el único grupo en el país que te lo puede recordar.

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